¡CONECTO CONMIGO Y CAMBIO!

"Si no te gusta lo que recibes, presta atención a lo que das". Einstein definió la locura, como el hecho de pretender que las cosas vayan de otro modo, sin que nosotros mismos actuemos de otra forma.

El mundo que percibimos "ahí fuera" se forma en nuestra mente, y cambia dependiendo de como lo estamos interpretando. Las experiencias de dolor, frustración y miedo sólo nos resultan útiles si están acompañadas de acción y ajustes en nuestra actitud, ya que
nuestro poder no estriba en cambiar el mundo, sino en modificar nuestra interpretación de las experiencias, para que el cambie.

Si luchamos contra el mundo y lo juzgamos, no cambiaremos nada. Si lo amamos y lo interpretamos de manera distinta, nuestra realidad cambia. Si no cambiamos nuestra manera de ver y reaccionar, las mismas experiencias se repiten una y otra vez, hasta el punto en que vidas enteras, han estado marcadas hasta la tumba por una misma y dolorosa actitud o tendencia. "genio y figura hasta la sepultura" ¿Te suena?

Pero lo podemos cambiar si nos observamos, descubriendo así nuestras reacciones automáticas, y reemplazándolas por acciones desde la consciencia, desde nuestra alma. Si amamos nuestra "realidad" y a los demás en vez de juzgarlos, si únicamente cambiamos nuestra interpretación y el posicionamiento de la mente respecto al mundo, nuestro mundo entero cambia.

La llamada "realidad" se crea únicamente en la mente y es más maleable y subjetiva de lo que nos podemos llegar a imaginar. Nuestra forma de mirar el mundo depende de las creencias programadas en lo mas profundo de nuestra mente subconsciente,  pero si QUEREMOS, podemos cambiarlas.

Un padre pidió a su hijo que sacara una piedra del centro del jardín, el niño emocionado por el encargo, se pasó todo el día cavando y esforzándose por cumplir con la petición de su padre, mientras el padre lo observaba desde la ventana. 

Al terminar el día, el niño fue a su padre con los ojos llorosos "papá he hecho todo lo que he podido y la piedra sigue ahí". Su padre, le dijo que no había hecho todo lo que había podido, mientras su hijo apenado insistía, "si, papá hice todo, todo lo que pude". No hijo, yo estaba arriba mirándote y tu no me pediste ayuda.

¿ESTÁS HACIENDO TODO LO QUE PUEDES?

María Teresa de Calcuta: “Si juzgas a la gente no tienes tiempo de amarla"

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