—Vd. ha dinamitado la idea que comúnmente tenemos acerca del pasado, el presente y el futuro. ¿Cómo debemos entenderlos?
—Presente, pasado y futuro son tres tiempos simultáneos, que se desarrollan a tres velocidades diferentes. El pasado no es el pasado vivido hace mucho tiempo, ni el futuro lo que va a ocurrir dentro de mil años. El futuro se construye a cada instante, se memoriza a cada instante y se vuelve un pasado. Esta diferencia de tiempos siempre permite tener el futuro antes que el pasado. Y vivir el presente en función de nuestra memoria es lo que define los instintos, las premoniciones y las intuiciones.
—¿Qué es un final de ciclo de desdoblamiento de estos tiempos?
—Como su nombre indica, todos los tiempos que estaban divididos se vuelven uno solo. El primero que se integra con el tiempo presente es el futuro. Porque todo aquello que hemos imaginado ha formado potenciales, buenos o malos, dependiendo de nuestra imaginación, y por ello estamos obligados a vivir las consecuencias de nuestra imaginación, que se vuelven una realidad. Es decir, que actualizamos todo ese futuro.
Evidentemente, como que siempre nos imaginamos cosas sensacionales, pacíficas, no violentas, nuestro porvenir será pacífico y no violento. Sin embargo, si las personas se divirtieran construyendo potenciales peligrosos, agresivos y violentos, tendríamos un futuro agresivo, peligroso y violento.
Evidentemente, como que siempre nos imaginamos cosas sensacionales, pacíficas, no violentas, nuestro porvenir será pacífico y no violento. Sin embargo, si las personas se divirtieran construyendo potenciales peligrosos, agresivos y violentos, tendríamos un futuro agresivo, peligroso y violento.