Domina el increible poder de las creencias


Las creencias son planteamientos preformados y preorganizados de la percepción, que filtran de una manera coherente nuestra comunicación con nosotros mismos.
Son como nos comunicamos con nosotros mismos.

"Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, estas en lo cierto"

Para cada uno de nosotros las cosas son como las interpretamos. No encontraremos una calle de una ciudad con el mapa de otra, cada uno interpreta la información (su percepción) de una determinada manera. Pero podemos cambiar la manera como interpretamos nuestra "realidad" cambiando la representación interna de nuestras creencias al respecto. Si nos hemos dicho a nosotros mismos, o nos hemos imaginado vez tras vez incapaces de hacer algo, o con miedo a enfrentarnos a determinada situación, nuestro subconsciente nos va a dar todos los argumentos necesarios para hacer de eso "nuestra realidad" para demostrarnos que no podemos. Y aún más, cada vez que ocurra va a reforzar nuestras creencias al respecto.

¿Qué podemos hacer para acabar con este IMAGNARIO circuito cerrado de causa y efecto?
Una herramienta importantísima son nuestras propias palabras ¿te suena la expresión abracadabra? Es de origen Arameo y significa "así como yo hablo sea" es así de sencillo. La primera herramienta para cambiar nuestras creencias seria NUESTRAS PALABRAS.
Requiere una cierta disciplina, pero tenemos que dejar de utilizar palabras como: No puedo, imposible, tengo que, no llego a tiempo, nadie me quiere, todo me sale mal, no puedo ganar...
Nuestro subconsciente que es una maquinaria extraordinaria, no juzga, no decide si algo está mal o está bien. El solo ejecuta nuestras instrucciones, y si en alguna ocasión al hacer algo, nos sentimos mal, el se encargará de que no se repita esa situación en nuestra vida, provocándonos mido, angustia o ansiedad, cuando el crea que nos tenemos que volver a enfrentar a una situación similar. Conscientemente podemos procesar cuatro o cinco tatos a la vez. Pero nuestro subconsciente procesa once millones de bits de información por segundo. Igual que él dice el refrán "cría fama y échate a dormir" solo tenemos que reeducar nuestro subconsciente y el se encargará de crear nuestra nueva percepción de la realidad, nuestra nueva realidad.
La buena noticia es que no solo es posible, si no que es fácil, aunque lógicamente requiere una cierta disciplina, sobre todo al principio. Y digo que es fácil, porque siguiendo con la línea de lo expresado anteriormente, será como nosotros creamos que sea.
Procuraremos no utilizar las palabras que antes hemos citado y cada vez, que nos descubramos utilizando una palabra que nos limita, una palabra que no nos va a llevar en la nueva dirección que nosotros hemos decido para nuestra vida, no nos sentiremos mal. Al contrario, nos premiaremos a nosotros mismos, nos diremos "Bien, me doy cuenta cada vez que hablo de manera inapropiada, estoy en el buen camino" e incluso utilizar inmediatamente después y repetidas veces, las palabras más positivas que se nos ocurran en referencia a la experiencia que estemos viviendo, con alegría y satisfacción. Sintiéndonos ya en el camino del cambio que deseamos experimentar. Esto es igualmente válido, o más si cabe para los pensamientos, ya que de hecho todo lo que hablamos, fue primero un pensamiento. Con lo cual, cuando surja un pensamiento contrario a la nueva creencia que queremos para nuestra vida utilizaremos la misma táctica que con las palabras.

Es importante también, empezar a hacer cosas conscientemente. Todos nosotros estamos (hasta ahora) totalmente condicionados por lo que nos han hecho creer desde nuestra infancia. La sociedad, la familia, la religión nos han dicho como “son” las cosas, lo que debemos o no hacer y lo que se supone que está bien y lo que está mal. Eso ha creado nuestras creencias, incluso posiblemente algunos de nuestros principios. Si no actuamos conscientemente y dejamos el piloto automático de nuestro subconsciente, todo va a seguir igual.
Por lo tanto se trata de empezar a tomar nuestras propias decisiones. El subconsciente siempre está en el pasado o en el futuro, recordando lo que pasó y anticipándose a lo que podría pasar. Todo se basa en procesos lógicos, todo es matemático. Pero creo que todos estaréis de acuerdo conmigo en que la vida no es lógica, es precisamente la lógica, si lo analizamos con precisión lo que nos había llevado vez tras vez a caer en los mismos errores.
En cambio cuando actuamos conscientemente, tómanos nuestra varita mágica y decidimos nuestro destino.
¿Pero cómo saber cuál es la decisión correcta que debemos tomar, si no utilizamos la lógica?
Os voy a contar la historia de un alpinista que se propuso hacer una difícil escalada en solitario a una montaña muy alta. Se preparó durante mucho tiempo, física y mentalmente para su objetivo. Muchos de sus amigos intentaron disuadirlo de su descabellada idea, pero no hubo manera de hacerle cambiar de opinión. Llegó el día y empezó a subir y subir, se hizo de noche y continuó con la ascensión, de repente… Resbaló, calló y quedó suspendido de su cuerda en el vacío, era de noche, no había luna ni estrellas, no podía ver ni tocar nada. En esa situación por fin se le ocurrió pedir ayuda: Dios mío ayúdame, y al cabo de un tiempo una voz le dijo: ¿Qué quieres hijo mío? Que me ayudes, solo tú puedes ayudarme ahora, la voz le dijo… “Ya te envié a tus amigos para que te avisaran y no hiciste caso” Da lo mismo, no sabía que eras tú, pero ahora por favor, ayúdame. Está bien… Le dijo a voz, ¿hasta lo que yo te diga? Claro… Dijo él, y la voz dijo… ¡Corta la cuerda! El pensó… ¿cortar la cuerda? Me mataré (lógica) y no lo hizo. A la mañana siguiente sus amigos, subieron a ver qué tal le estaba yendo, y al final del día lo encontraron, colgado de su cuerda. Muerto congelado, a menos de un metro del suelo.
¿Cuántas veces hemos dicho? “Si yo ya sabía que iba a pasar eso” “estaba seguro de que al final pasaría así” Cómo podemos aprender a escuchar de manera clara esa sabiduría que todos tenemos dentro, nuestra INTUICIÓN. Precisamente viviendo en presente, acostumbrándonos a hacer cada vez más cosas de manera consciente, en mi anterior artículo hablé ya de algo tan simple como la respiración. Otra manera es la meditación, todos tenemos decenas de voces y pensamientos que “hierven” en nuestro interior. ¿Cómo podemos sacar algo en claro si no acallamos nuestra mente?
Intenta dejar de pensar por tan solo 30 segundos ¿pudiste hacerlo? Ahora no solo inténtalo, oblígate a ti mismo a no pensar durante esos 30 segundos. ¿Por qué no puedes, si es lo que tú quieres?
La meditación es otra actividad para la cual, lo único que se requiere es un poco de disciplina, y de nuevo ¿Si crees que es difícil? ¿Qué pasará? ¿Si crees que SI puedes que pasará?
Tampoco nos obsesionemos ni tengamos prisa, quizá llevamos 30, 40 o más años dejando los pensamientos en total y libre condicionamiento. Cuando conseguimos por fin algo más de silencio y paz mental, hay un detalle importante ¿Como decidir, a que voz le hago caso? Te darás cuenta entonces que la lógica (tu subconsciente) grita e insiste, intenta darte argumentos para que hagas esto, o lo otro, de nuevo basándose en recuerdos pasados y lógica de posibilidades futuras, estadísticas, cálculos, bla, bla, bla… Pero hay otra voz que solo susurra, la percibirás como una sensación física de bienestar o de malestar respecto a las opciones que estas escogiendo, una “voz” que escucharas mas y mas tal como vallas consiguiendo la paz contigo mismo, y esa es la voz que te llevará adonde tú quieres estar.

Esa voz puede implicar “cortar la cuerda” y los cambios no le gustan a nuestra mente subconsciente ¿Te suena la expresión? Más vale pájaro en mano que ciento volando o, más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer. Esa es una de las características de nuestro subconsciente, el que tenía el control hasta ahora. Un buen servidor pero un mal amo de nuestra vida y de nuestra felicidad. Solo requiere un poco de disciplina, cuando hagamos de manera consciente un determinado número de veces, algo distinto, automáticamente se convertirá en un nuevo habito y generará una nueva creencia, esta vez en la dirección que hemos decidido. Nuestra decisión.

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