La convinación de alimentos y la digestión


La adecuada combinación de alimentos, cada vez va haciéndose más popular. La importancia de combinar adecuadamente los alimentos ha sido demostrada como resultado de investigaciones repetidas una y otra vez a lo largo de los últimos ochenta y cinco años.

La función del cuerpo humano exige más energía que ninguna otra. Pues, la digestión de alimentos. ¿No es interesante? ¿Nunca te has sentido con sueño después de una comida? ¿Quién no? Eso sucede porque todas las energías están concentradas en el procesamiento de los alimentos. La digestión consume más energía que correr, nadar o andar en bicicleta. De hecho, no existe nada que exija más energía que la digestión de los alimentos.

El cuerpo no puede eliminar los desechos tóxicos sin nuestra cooperación, y la forma en que debemos ayudarle es proporcionándole en forma constante energía fácilmente accesible. Tal es la forma de ser sano y esbelto: poner a disposición del cuerpo una cantidad de energía suficiente para que pueda encargarse de su desintoxicación. Si la digestión de los alimentos consume más energía que ninguna otra función corporal, ¿de dónde te parece que tenemos más probabilidades de liberar algo de energía para usarla en otras cosas? De nuestro aparato digestivo, naturalmente.La combinación de alimentos se basa en el descubrimiento de que ciertas combinaciones se digieren con más facilidad y eficacia que otras

La energía es la clave, y nada favorece más el proceso de la digestión, llevando la energía a un nivel óptirno, que la adecuada combinación de los alimentos.

EL CUERPO HUMANO NO ESTÁ PENSADO PARA DIGERIR MÁS DE UN ALIMENTO CONCENTRADO POR VEZ EN EL ESTÓMAGO. He aquí una afirmación tan simple como importante. Recuerda que ALIMENTO CONCENTRADO ES CUALQUIERA QUE NO SEA UNA FRUTA NI UNA VERDURA. Combinar adecuadamente los alimentos solo quiere decir que, como el estómago humano no es capaz de digerir más de un alimento concentrado por vez, no se ha de comer más de un alimento concentrado por vez. Es así de simple.

Cada especie de mamífero tiene un tipo específico de sistema digestivo, biológicamente adaptado a un determinado tipo de comida: desde el león, cuyo aparato digestivo mide, unos tres metros y medio de largo, hasta la jirafa, que lo tiene de aproximadamente ochenta y cuatro metros. Sobre el planeta hay animales carnívoros, herbívoros, omnívoros, graminívoros y frugívoros. Todavía se discute qué tipo de sistema digestivo posee la especie humana, pero hay una cosa segura, y es que los humanos no poseen todos esos tipos diferentes de sistemas digestivos. Sin embargo, no nos privamos de comer la dieta de un león, de una jirafa, de un cerdo, de un caballo y de un mono. Y no solo comemos las dietas diferentes de todos esos animales: ¡las comemos todas al mismo tiempo! Eso impone a nuestra capacidad digestiva una carga tremenda, provoca la formación de desechos tóxicos en el organismo y dilapida una gran cantidad de preciosa energía.

Seguramente, mis lectores habrán comido, juntas, carne y patatas. O pescado con arroz, o pollo con fideos, o huevos con tostadas, o pan con queso. O cereales con leche. Un momento, estaréis pensando, aparte de eso, ¿qué queda?. No os aflijáis, queda muchísimo. ¿Y si os digo que estas combinaciones no son las que mejor convienen a nuestros intereses, y que además nos dan la seguridad de no tener nunca el cuerpo esbelto ni la energía que quisiéramos? Lo más importante para rebajar de peso es la desintoxicación, que a su vez depende totalmente de la energía.

La combinación inadecuada de alimentos en el estómago es la razón de que en Estados Unidos haya una crisis de energía. Y es también un factor que contribuye a que la gente de este país se muera a los cincuenta años. La muerte significa que el cuerpo ya no tiene energía para enfrentar su situación, y morirse a los cincuenta años es indefendible.

Casi dos tercios de la población están excedidos de peso, cosa que en gran parte puede atribuirse al hecho de que comemos combinando nuestros alimentos indiscriminadamente y al azar. Esto merece una explicación más completa. Tomemos como ejemplo la carne con patatas, porque es algo que probablemente todos hemos comido en un momento u otro. Pero, aunque mencione la carne con patatas, lo mismo podría estar hablando de pescado con arroz o pollo con fideos, o pan con queso. Pensemos que comemos un bistec. Lo preparamos como nos apetezca y nos lo comemos. Una vez en el estómago, esta proteína concentrada necesita, para su descomposición, de un tipo determinado de jugo digestivo: un jugo ácido. Al mismo tiempo, nos disponemos a comer una patata asada.

Es cierto que la patata es una verdura. Si se tratara de comernos una patata cruda, bien masticada, nos enviaríamos al estómago un alimento con alto contenido de agua. Pero una vez horneada, ya podemos masticarla hasta que se nos atrofie la mandíbula, que no la convertiremos en agua. Una vez horneada la patata, la mayor parte del agua ha desaparecido y nos quedamos con un alimento feculento sumamente concentrado. Pues bien, este almidón concentrado entra en el estómago con el bistec. El jugo digestivo necesario para descomponer este alimento no es ácido, sino alcalino. Quien alguna vez haya estado en una clase de química, sabe lo que sucede cuando lo ácido entra en contacto con lo alcalino: se neutralizan.

Entonces, acabamos de comernos un bistec con una patata. Están en el estómago, y los jugos digestivos necesarios para la descomposición de cada uno de ellos acaban de neutralizarse. ¿Que va a suceder con esa comida? El cuerpo, que es infinitamente sabio, reconoce inmediatamente la emergencia, porque para él, la digestión de alimentos es una de las primeras prioridades. El cuerpo se encuentra en un total desconcierto. Tiene que segregar más jugos digestivos, para lo cual se necesita tiempo y energía. En el estómago se segregan nuevos jugos digestivos, y ¿qué sucede? Que vuelven a quedar neutralizados. Ahora, el cuerpo se ve forzado realmente hasta su límite. Necesita más energía para segregar más jugos que vayan al estómago, y durante este proceso transcurre largo tiempo. De hecho, pueden pasar varias horas mientras el cuerpo manufactura todos esos jugos digestivos, hasta que empezamos a sentir una sensación de indigestión o de acidez. Finalmente la comida, sin haber llegado nunca a ser adecuadamente digerida, sale simplemente del estómago por la acción peristáltica de los intestinos. Esta comida sin digerir pasa forzadamente a los intestinos, tras haber estado varias horas retenida en el estómago.

Es importante entender exactamente que es lo que ha ocurrido. La mayor parte de las proteínas, tras haber permanecido tanto tiempo en el estómago, se están pudriendo. La mayor parte de los carbohidratos han fermentado. La putrefacción y la fermentación son dos procesos que no sirven al cuerpo humano, en ninguna circunstancia. Las sustancias nutritivas afectadas por ellos no pueden ser incorporadas a una estructura celular sana. Los alimentos que han sufrido alguno de estos dos procesos generan ácidos tóxicos en el cuerpo, y a causa de ellos se producen gases, flatulencias, más acidez, indigestión y Alka Seltzer, bicarbonato, leche de magnesia, la lista es larga. Consumimos antiácidos por toneladas. ¿Por qué? Porque comemos al azar e indiscriminadamente. Cuando todos esos alimentos incompatibles llegan juntos al estómago, el cuerpo no sabe qué hacer con ellos. Somos la única especie en el mundo que, cuando termina de comer, necesita medicarse para que la comida pueda seguir su recorrido por las tripas.

Debido a toda esa putrefacción y fermentación, y a los ácidos resultantes, lo que en realidad hay en el estómago a esta altura es una masa de alimentos arruinados y malolientes, que están echándose a perder. Ya sé que esto no es muy grato, y mi intención no es ser desagradable, pero quiero ser realista... y eso es exactamente lo que está sucediendo dentro del organismo. La comida se ha visto forzada a permanecer en el estómago, sin digerir, y está, literalmente, pudriéndose. Las sustancias nutritivas que pudo haber habido en esos alimentos se han perdido. Durante ese largo tiempo que permanecen en el estómago, el cuerpo gasta una cantidad increíble de energía. Después, la comida se ve forzada a pasar a los intestinos, y tiene que recorrer unos nueve metros de canal intestinal. ¿Te imaginas? Nueve metros de intestinos se ven obligados a arreglárselas como puedan con esos alimentos podridos. Por eso la gente está cansada después de haber comido de esa manera; por eso no tiene energía. Esos alimentos pueden necesitar hasta ocho horas nada más que para salir del estómago, y entre veinte y cuarenta más para completar el recorrido por los intestinos.

El principio de la adecuada combinación de alimentos se limita a sugerir que no queremos desperdiciar energía. No queremos que la comida esté ocho horas pudriéndose en el estómago y contaminando los intestinos durante veinte horas más. Lo que realmente queremos es que pase en el estómago aproximadamente tres horas, sin putrefacción, ni fermentación, ni gases, ni flatulencia, ni acidez ni indigestión que nos obliguen a medicarnos. Queremos que nuestros alimentos pasen rápida y eficazmente por los intestinos, y la manera de asegurarlo es no consumir más que un alimento concentrado por vez, no dos. Comer simultáneamente dos alimentos concentrados sería causa de que estos se pudran, y una comida que se pudre NO PUEDE SER ASIMILADA. Una combinación inadecuada de alimentos altera drásticamente los ciclos de asimilación y de eliminación.

Hay una manera muy simple de evitar todo este problema. Si queréis comer un bistec, o un trozo de pescado o de pollo, perfecto. Simplemente, poned atención en que si vais a comer cualquier cosa que sea carne ese deberá ser vuestro único alimento concentrado para esa comida. Eso significa que no debéis acompañarlo de ningún otro alimento concentrado: nada de patatas, ni de arroz, fideos, queso o pan; con él comed solamente alimentos de alto contenido de agua. En otras palabras, acompañad el bistec con algunas verduras; digamos, por ejemplo, un poco de brécoles y calabacines. Puede ser cualquier verdura que os guste. Hay que entender que las verduras no necesitan sus propios jugos digestivos específicos: se descompondrán tanto en un medio ácido como en uno alcalino

Si no es bueno mezclar una proteína y un almidón, ¿se puede mezclar sin inconvenientes una proteína con otra, o dos almidones diferentes? De hecho, la situación ideal es que haya un alimento concentrado por comida. de modo que eso excluye las mezclas de proteínas o de almidones entre sí. Sin embargo, una de estas combinaciones es aceptable: la de almidón con almidón. La razón para que no se deban mezclar dos proteínas es que estas son de características tan diferentes y de composición tan compleja que las modificaciones necesarias para satisfacer las exigencias que impone la digestión de más de una proteína son imposibles. Por consiguiente, ambas proteínas entran en putrefacción en el organismo. Esto no significa que no se puedan comer juntas dos clases diferentes de carne o dos tipos diferentes de nueces; pero sí quiere decir, por cierto, que no se han de comer simultáneamente dos proteínas diferentes: carne, huevos, productos lácteos o nueces.

Para algunas personas puede resultar difícil olvidarse del mito de los cuatro grupos, pero la única dificultad reside en el sistema de creencias que se ha ido consolidando con los años. Los sistemas de creencias pueden ser el más importante de los obstáculos al progreso. Si se cree en algo con la suficiente convicción, no hay pruebas ni demostraciones de la falsedad de ese algo que puedan disuadir al creyente.
Digamos de paso que en Estados Unidos la gente se gasta anualmente treinta mil millones de dólares en fármacos. Se tragan veinticinco millones de píldoras por hora! ¿Saben los lectores cuál es el fármaco que más se prescribe y se vende? Solía ser el Valium, pero según el Wall Street Journal, actualmente es el Tagamet. ¿Para qué sirve el Tagamet? Para trastornos estomacales! ¿No será algo que tenga que ver con el esfuerzo a que se ve diariamente sometido el estómago de la gente?

Fuente: El libro La Antidieta de Harvey Diamond y Marilyn Diamond)
Descargar libro: http://www.linksole.com/28nimg
http://elperello.blogspot.com/2010/04/muy-importante-el-estomago-y-la.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario